Esto empieza como una nada. Hace meses que no escribo y hoy me apetece hacer algo. Gracioso no creo, últimamente no estoy en mi etapa más ocurrente, será el verano que recalienta mi cerebro, el simple hecho de que estoy quemando mi absurdidad o absurdismo con el paso del tiempo o a lo mejor solo tengo una etapa sin chispa que se acabará pronto, o quizá siga igual que siempre, eso ya lo veremos con el tiempo.
Tampoco quiero escribir sobre mi vida de ingeniero, que hasta hace poco solo me daba disgustos, pero tras un exitoso junio, y tras varios días de vacaciones, la veo lejana y totalmente fuera de mi cabeza, hasta que en pocos días toque volver a ponerse al lío mientras esos felices muchachos de letras (o de Bolonia) disfrutan de un refrescante agosto, sin preocupaciones, pero ya afrontaré esa realidad cuando toque.
Me ha apetecido hablar de música estos días, mañana parto hacia Benicassim para el FIB, y hace unos pocos días estuve en un gran concierto de rock, del que y no se hace, un show tremendo de los Foo Fighters. Pero ahora no quiero desmembrar un concierto ni hablar de los deseos que tengo de ver el siguiente.
De amor. No, no voy a hablar de eso. Está lejos por ahora, aunque un poco más cerca que ayer.
La política hace un par de meses que me tiene aún más desencantado si cabe. Creí en un movimiento que ahora parece estar desapareciendo sin haber hecho nada más que un poco de ruido, sin rumbo. Y los políticos siguen ahí, manejando todo a su gusto, para no tener problemas con nadie (con nadie que pueda creárselos, claro), llevándose su parte y dejando que el tiempo pase.
Y ya no me queda mucho que tratar. En realidad no quería hablar de nada, ni tengo intención de que nadie lea esta mierda, que no lleva a ningún sitio.
Escribiré algo de provecho, lo juro.
Cuando sepa qué.
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