Como cada año por estas fechas, ayer se celebró el enésimo festival de Eurovisión, un festival ya rancio y pasado de moda pero que por alguna razón que no alcanzo a entender, sigue levantando expectación entre un porcentaje de los europeos. Con un modo de votación basado en amiguismos (ya ves que favor le hace un país a otro dándole puntos en Eurovisión) y sobre todo sin una buena canción que llevarse a los oídos.
25 temas, que uno tras otro iban metiéndose en las cabezas llegando pronto el momento en el que no se podía distinguir ni los cambios de canciones. Prácticamente ningún instrumento en directo, paupérrimas letras por supuesto y los mismos cantantes de siempre con sus gorgoritos y sus caras bonitas o sus gorgoritos y caras más feas, pero repitiendo todas las canciones que cada día copan las insulsas cadenas de radio y televisión, con los mismos ritmos aburridos y estribillos pegadizos que nada nuevo tienen para aportar a un público que, sin embargo, se lo sigue tragando como el animal que se lleva a la boca el mismas insípido pienso día sí día también, sin poder degustar ni un mísero trozo de carne y buenas verduras; un público que se atonta con el guapo cantante o la "pechugona" solista y acepta un "por qué no me quieres si yo te quiero mucho.. uo, uo" perdiendo 4 minutos de su vida, creyendo que esos tipos están cantando para ellos, que justo les pasan las mismas cosas. En pocos discos se puede encontrar ya la desgastada poesía de los grandes genios, los trabajados punteos y los alucinantes solos de guitarra.
La música se va muriendo y con ella la capacidad de la gente para pensar, para empaparse de cultura a la vez que disfrutan sus oídos. Ya solo encuentras "reguetón", música electrónica "machaca-cabezas" y eso a lo que llaman pop ahora en España (no creo que Antonio Vega estuviera muy de acuerdo), pero te obligan a escucharlo, a todas horas en todos los lugares y es difícil no hacerlo.
Pero todavía hay esperanzas, los grandes músicos nunca mueren y sigue habiendo resquicios, bellas flores que se hacen ver entre las malas hierbas, esperemos que la música no muera y con ella el pensamiento de la gente...
...aunque Eurovisión intenta ese asesinato una vez al año.
Mañana completaré esto con el inicio del programa de Ondacero, "La Rosa de los Vientos" trascribiendo el monólogo (relacionado con este tema) de Bruno Cardeñosa.
domingo, 30 de mayo de 2010
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