No hay mucho que decir, todo lo dice esta canción tan genial de Iratxo, con la voz de Carlos Chaouen acompañando.
Quise ser pared para llevar en mi piel un mensaje rebelde; el que todos ven, pero nadie atiende.
Quise ser moribundo "pa" poder elegir, cuando me canse del dolor de cabeza y me vaya de aquí.
Quise ser la brújula que marca el sur, y me quedé en el norte para toda la vida.
Quise ser el barco en la botella y un mar imaginario en calma y cantar con sirenas.
Alguien se dedica a joder los sueños ajenos, que la música ya no cabe; la calle, la plaza ya no cabe; un poema triste ya no cabe; solo veo azul por todas partes...
Quise ser respiro un segundo limpio de impurezas, de las rarezas del aire implantado sin miedo.
Quise ser veleta "pa" echarme unas risas y confundir a aquellos que llegan siguiendo el viento, y el viento se acaba aquí...
Quise ser acera o esquina comprometida con la calle, y me encontre perdido entre asfalto. La prohibición por señales.
Quise ser la sonrisa de una gran revolución, y me quedé sentado soñando de impotencia sin ver solución.
Alguien se dedica a joder los sueños ajenos que la musica ya no cabe; la calle, la plaza ya no cabe; un poema triste ya no cabe; solo veo azul por todas partes...
viernes, 14 de enero de 2011
lunes, 10 de enero de 2011
LEY ANTITABACO: ESPACIO SIN HUMO
El año ha empezado en España protagonizado por la dichosa ley antitabaco, polémica a más no poder y que está en todos los telediarios y en boca de todos. Los fumadores tienen que salir fuera a fumar, estén donde estén, sea el trabajo, el bar, la discoteca o la parada de autobús. Mi opinión de respetuoso no fumador es esta:
En primer lugar, no creo que sean los fumadores los mayores afectados, pueden seguir fumando al fin y al cabo. Los que más pierden en este caso son los restauradores que, aparte de tener que habilitar terrazas, estufas, etc. si quieren a sus clientes consumiendo, ven como su adaptación de hace escasamente un año a la anterior nueva ley, se convierte en inútil. El gasto en cristaleras, tabiques, biombos y demás, no va a ser sufragado por nadie. La mala organización del gobierno, que deja todo a medias, les ha dejado sin dinero y con un restaurante o bar inadaptado para la ley, en la que existe una zona de fumadores donde no pueden estar ya los fumadores.
Hablando de los fumadores, les ha tocado pagar los años que llevan teniendo todas las ventajas sobre los no fumadores, que han tragado humo año tras año, en hospitales, bares, casas y lugares de trabajo, sin tener amparo alguno desde arriba. Los precios han subido y ahora hay que salir a fumar, quizá sea un buen momento para dejar el vicio. No me gusta llegar a casa de tomarme una caña con la necesidad de meter toda mi ropa a lavar sencillamente porque a alguien le apetecía fumar a mi lado. La calle está para eso y bienvenida sea la ley en ese sentido. No obstante, si el tabaco no se prohíbe de forma definitiva, estas medias tintas no valen, solo ponen trabas a la gente para que realice una práctica que es legal. Empezaron los carteles indicadores de las consecuencias de fumar, se quitaron los anuncios de los medios, siguió la primera ley limitando las zonas de práctica, y ahora esta nueva, pero el gobierno sigue sacando provecho de ese negocio y la intención es seguir haciéndolo, más en este tiempo en el que hay que conseguir dinero de donde sea, y por eso el tabaco no puede desaparecer de la vía pública, sea más o menos nocivo.
Yo veo la ley como una medida necesaria en buena parte y desde hacía tiempo aunque no del todo justa, ¿por qué ahora? Quizá sea el momento de desviar la mirada del gran público hacia otros quehaceres, otros temas que provoquen un debate que no preocupa en las altas esferas, que tienen mucho que solucionar y poco tiempo para dar explicaciones. Todo gira en torno a la ley antitabaco, y eso no es malo para los políticos.
Beneficiados, al parecer, están siendo las farmacéuticas que, sacando productos sustitutivos además de los ya conocidos para ayudar a dejar el tabaco, están sacando provecho de la nueva situación.
Mi pregunta es si las tabacaleras siguen con las mismas ganancias o no. Los consumidores quizá hayan bajado en gran número, pero el precio se ha casi doblado, luego parece que solo pequeños comerciantes y consumidores son los una vez más afectados por la ley, que no se va hacia arriba para empezar a solucionar lo que falla, aún sabiendo que claramente está allí, mirándonos a los demás por encima del hombro.
En primer lugar, no creo que sean los fumadores los mayores afectados, pueden seguir fumando al fin y al cabo. Los que más pierden en este caso son los restauradores que, aparte de tener que habilitar terrazas, estufas, etc. si quieren a sus clientes consumiendo, ven como su adaptación de hace escasamente un año a la anterior nueva ley, se convierte en inútil. El gasto en cristaleras, tabiques, biombos y demás, no va a ser sufragado por nadie. La mala organización del gobierno, que deja todo a medias, les ha dejado sin dinero y con un restaurante o bar inadaptado para la ley, en la que existe una zona de fumadores donde no pueden estar ya los fumadores.
Hablando de los fumadores, les ha tocado pagar los años que llevan teniendo todas las ventajas sobre los no fumadores, que han tragado humo año tras año, en hospitales, bares, casas y lugares de trabajo, sin tener amparo alguno desde arriba. Los precios han subido y ahora hay que salir a fumar, quizá sea un buen momento para dejar el vicio. No me gusta llegar a casa de tomarme una caña con la necesidad de meter toda mi ropa a lavar sencillamente porque a alguien le apetecía fumar a mi lado. La calle está para eso y bienvenida sea la ley en ese sentido. No obstante, si el tabaco no se prohíbe de forma definitiva, estas medias tintas no valen, solo ponen trabas a la gente para que realice una práctica que es legal. Empezaron los carteles indicadores de las consecuencias de fumar, se quitaron los anuncios de los medios, siguió la primera ley limitando las zonas de práctica, y ahora esta nueva, pero el gobierno sigue sacando provecho de ese negocio y la intención es seguir haciéndolo, más en este tiempo en el que hay que conseguir dinero de donde sea, y por eso el tabaco no puede desaparecer de la vía pública, sea más o menos nocivo.
Yo veo la ley como una medida necesaria en buena parte y desde hacía tiempo aunque no del todo justa, ¿por qué ahora? Quizá sea el momento de desviar la mirada del gran público hacia otros quehaceres, otros temas que provoquen un debate que no preocupa en las altas esferas, que tienen mucho que solucionar y poco tiempo para dar explicaciones. Todo gira en torno a la ley antitabaco, y eso no es malo para los políticos.
Beneficiados, al parecer, están siendo las farmacéuticas que, sacando productos sustitutivos además de los ya conocidos para ayudar a dejar el tabaco, están sacando provecho de la nueva situación.
Mi pregunta es si las tabacaleras siguen con las mismas ganancias o no. Los consumidores quizá hayan bajado en gran número, pero el precio se ha casi doblado, luego parece que solo pequeños comerciantes y consumidores son los una vez más afectados por la ley, que no se va hacia arriba para empezar a solucionar lo que falla, aún sabiendo que claramente está allí, mirándonos a los demás por encima del hombro.
sábado, 8 de enero de 2011
CURIOSIDADES SOBRE EL REY DEL ROCK
Hoy, hace 76 años, nacía Elvis Presley, el rey del rock. Un figura mitificada, llena de leyendas a su alrededor. La revista Muy Interesante, le dedicó en su web unas líneas, contando curiosidades sobre el genio:
Todos los que conocieron a Elvis Presley en los inicios de su carrera coinciden en que era un chico sencillo y modesto, pero absolutamente preocupado por su aspecto. Con sus primeros dólares se compraba trajes en Lansky’s, una pequeña tienda de Memphis donde el dueño le traía modelos en tonos rosas y blancos sólo para él. Con el paso de los años, su gusto se fue haciendo cada vez más barroco: le apasionaban las joyas, los trajes de cuero ajustados, grandes cinturones… Y, cuando ya estaba en el estrellato contrató al sastre de Frank Sinatra, que fue el artífice de sus trajes con capas, que imitaban al Capitán Trueno. Su tupé, perfectamente esculpido, fue sin duda una de sus principales señas de identidad. “Me fascinaba mirar cómo se peinaba por la mañana”, recordaba su amigo, el músico Jimmie Rodgers Snow. “Usaba tres aceites diferentes para el pelo. En la parte delantera, una cera muy fuerte para el tupé, un tipo de aceite para la parte de arriba y vaselina atrás. Decía que era la única forma de que el pelo cayera perfecto mientras actuaba”.
La casa siempre ha producido una atracción irrefrenable sobre sus fans, y cuando todavía Elvis vivía en ella ya peregrinaban hasta sus puertas. Es el caso de Bruce Springsteen que trató de saltar la valla de la mansión en 1976 –aunque fue detenido– o Jerry Lee Lewis, que pistola en mano, se plantó en la puerta de Graceland en noviembre de 1976, afirmando que quería matar al Rey. Aunque era su hogar principal, Elvis tenía otras casas, como la de Bel Air, donde sus invitados más celebres fueron los Beatles, que acudieron a la casa en 1965. Cuando los de Liverpool entraron en ella, se encontraron con Elvis tirado en un sofá, tocando el bajo y contemplando la televisión sin sonido. “Sé que Paul, Ringo y George estaban tan nerviosos como yo”, recordaría después John Lennon. “Éste era el chico al que habíamos mitificado durante años. (…) Sin embargo, Elvis hizo lo posible para que nos sintiéramos como en casa”. Todos se relajaron con una sesión conjunta entre los Fab four y el de Tupelo.
Todos los que conocieron a Elvis Presley en los inicios de su carrera coinciden en que era un chico sencillo y modesto, pero absolutamente preocupado por su aspecto. Con sus primeros dólares se compraba trajes en Lansky’s, una pequeña tienda de Memphis donde el dueño le traía modelos en tonos rosas y blancos sólo para él. Con el paso de los años, su gusto se fue haciendo cada vez más barroco: le apasionaban las joyas, los trajes de cuero ajustados, grandes cinturones… Y, cuando ya estaba en el estrellato contrató al sastre de Frank Sinatra, que fue el artífice de sus trajes con capas, que imitaban al Capitán Trueno. Su tupé, perfectamente esculpido, fue sin duda una de sus principales señas de identidad. “Me fascinaba mirar cómo se peinaba por la mañana”, recordaba su amigo, el músico Jimmie Rodgers Snow. “Usaba tres aceites diferentes para el pelo. En la parte delantera, una cera muy fuerte para el tupé, un tipo de aceite para la parte de arriba y vaselina atrás. Decía que era la única forma de que el pelo cayera perfecto mientras actuaba”.
En casa como en ningún sitio
Cuando comenzó a ganar dinero, su única pretensión era comprar una casa para sus padres. Y eso es lo que hizo en 1957, cuando adquirió la casa más famosa del mundo: Graceland. Con 18 habitaciones y un espectacular jardín, el cantante buscaba sobre todo que su madre se sintiera cómoda y feliz, por lo que mandó construir un gallinero donde Gladys daba de comer a sus animales. La mansión, decorada por George Golden, es un batiburrillo de estilos recargados, que van desde la psicodelia de la “habitación de la televisión” al aspecto selvático de la “estancia salvaje”.La casa siempre ha producido una atracción irrefrenable sobre sus fans, y cuando todavía Elvis vivía en ella ya peregrinaban hasta sus puertas. Es el caso de Bruce Springsteen que trató de saltar la valla de la mansión en 1976 –aunque fue detenido– o Jerry Lee Lewis, que pistola en mano, se plantó en la puerta de Graceland en noviembre de 1976, afirmando que quería matar al Rey. Aunque era su hogar principal, Elvis tenía otras casas, como la de Bel Air, donde sus invitados más celebres fueron los Beatles, que acudieron a la casa en 1965. Cuando los de Liverpool entraron en ella, se encontraron con Elvis tirado en un sofá, tocando el bajo y contemplando la televisión sin sonido. “Sé que Paul, Ringo y George estaban tan nerviosos como yo”, recordaría después John Lennon. “Éste era el chico al que habíamos mitificado durante años. (…) Sin embargo, Elvis hizo lo posible para que nos sintiéramos como en casa”. Todos se relajaron con una sesión conjunta entre los Fab four y el de Tupelo.
Las aficiones de Elvis
Además de su pasión por las armas, el cantante desarrolló un sorprendente afán por las placas de policía auténticas; de hecho, esta afición le llevó hasta la propia Casa Blanca. El 21 de diciembre de 1970 se producía en el Despacho Oval una reunión buñueliana. Richard Nixon decidió recibir a Elvis, después de que éste se plantara en las puertas de la Casa Blanca con una carta en la que le pedía al Presidente una entrevista y le enviaba como regalo una Colt 45 con siete balas de plata. Preocupado por la decadencia de una juventud enganchada a las drogas, el cantante solicitó al Presidente una placa de agente federal de lucha antidroga. Nixon, herido de muerte por la desastrosa guerra de Vietnam, pensó que una foto con Elvis podía otorgarle publicidad entre los jóvenes. Así, el cantante logró su placa oficial y Nixon la instantánea deseada.Ana Ormaechea
16/08/2010
www.muyinteresante.es
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jueves, 6 de enero de 2011
DÍA DE REYES
No puedo evitarlo. Todos los años, la noche del 5 de enero es en la que peor duermo con diferencia. Me pueden los nervios. Vuelvo a ser un niño por una noche y solo deseo levantarme, abrir mis regalos y disfrutar, sin pensar en dinero, sin pensar en estudios, sin pensar en problemas. Es la noche mágica por antonomasia. Pero yo noto que se pierde la ilusión.
Crecemos, descubrimos el 'quid' de la cuestión y con el tiempo se pasa esa ilusión. Hay gente que se compra sus regalos después en las rebajas, los hay que se los compran antes, los hay que los reciben 15 días antes, y cada vez hay menos que colocan sus zapatos en el salón y se van a acostar soñando ya lo que vendrá mañana. Yo me pregunto el porqué de esa pérdida de ilusión, a quién se le ocurrió que la madurez o alcanzar cierta edad significa olvidar todo lo que se fue, no poder disfrutar con las pequeñas o con las grandes cosas como se hacía de niños.
Y esto es solo la superficie. La pérdida absoluta de inocencia, de imaginación y de ilusión que se alcanza con los años nos convierte en personajes inanimados, sin ambiciones, sin ganar de conseguir cualquier y sobre todo, de disfrutarla una vez que se consigue. Buscamos el objetivo, lo alcanzamos y vamos a por el siguiente, sin saborear los momentos.
Mi voto es por la ilusión, por sacar de vez en cuando al niño de dentro, nos acercaremos un poquito a ser felices y disfrutaremos más de las cosas que ahora nos cansan o no nos interesan directamente por la pereza o la desgana que dan los benditos años.
Mi voto es por los Reyes Magos, por la noche de la magia, por el no dormir el día 5 y por esperar que al levantarme hayan venido los Reyes.
Crecemos, descubrimos el 'quid' de la cuestión y con el tiempo se pasa esa ilusión. Hay gente que se compra sus regalos después en las rebajas, los hay que se los compran antes, los hay que los reciben 15 días antes, y cada vez hay menos que colocan sus zapatos en el salón y se van a acostar soñando ya lo que vendrá mañana. Yo me pregunto el porqué de esa pérdida de ilusión, a quién se le ocurrió que la madurez o alcanzar cierta edad significa olvidar todo lo que se fue, no poder disfrutar con las pequeñas o con las grandes cosas como se hacía de niños.
Y esto es solo la superficie. La pérdida absoluta de inocencia, de imaginación y de ilusión que se alcanza con los años nos convierte en personajes inanimados, sin ambiciones, sin ganar de conseguir cualquier y sobre todo, de disfrutarla una vez que se consigue. Buscamos el objetivo, lo alcanzamos y vamos a por el siguiente, sin saborear los momentos.
Mi voto es por la ilusión, por sacar de vez en cuando al niño de dentro, nos acercaremos un poquito a ser felices y disfrutaremos más de las cosas que ahora nos cansan o no nos interesan directamente por la pereza o la desgana que dan los benditos años.
Mi voto es por los Reyes Magos, por la noche de la magia, por el no dormir el día 5 y por esperar que al levantarme hayan venido los Reyes.
martes, 4 de enero de 2011
¿POR QUÉ EL ROCK AND ROLL?
Siempre intento recordar cual fue el momento en el que fui cambiando la música de mi mp3 hasta quitar todo rastro de El Canto del Loco u Hombres G y convertirlo en Extremoduro, Marea... Pero no lo consigo. Simplemente ocurrió. Tendemos a evolucionar, a buscar lo que nos sacie los instintos, y por eso, llegó el rock a mi vida. No era más que un adolescente sin ideales, que compraba la ropa que llevaban los más "guays" del curso, y hacía lo que estaba de moda siempre para intentar contentarles. Y con la música, más de lo mismo; lo que se escuchaba en un ambiente de clase media, que nos vendían como "nuestro", y nosotros lo creíamos (aunque con que uno sólo lo creyera habría valido). Basura, musicalmente hablando, y sobre todo en cuanto a letras, sin elaboración, evadiendo la realidad.
¿Por qué el rock and roll? Porque es el camino hacia el cambio, es una forma de vivir, es elegir ser tú.
La cosa es que el rock and roll llegó a mi vida. Era algo inevitable. Cuando creas unos ideales y ansías una imposible libertad, hay pocas cosas que te hagan sentir que no estás desaprovechando cada momento de tu vida. Para mí, la principal ha sido el rock español: los sentidos guitarristas y las rotas voces, las realistas letras, la poesía, las bandas que no han hecho nunca un playback porque saben que eso no es música, los empujones de concierto y la cerveza (en el tema drogas no soy tan roquero).
Tengo el recuerdo de que fue Extremoduro el grupo que me llevó al "lado oscuro". Sin aún entender nada de lo que podrían decir las letras de Robe, notaba que esa música me llevaba consigo, me hacía sentir bien. Grandes Exitos y Fracasos (recopilación de lo mejor de la banda) fue mi disco de cabecera mucho tiempo, me iba haciendo a los sonidos que al principio me costaba recibir, y a esas letras que hablaban con descaro de amor, sexo, drogas y de una sociedad que yo no conocía ni hacía todavía por conocer.
Así, el rock empezó a atraparme y empezó a cambiarme. Mi música se transformó al 100%. Se sumaba Platero y Tú, mucho más social que "Extremo", más fresco y divertido, menos crudo, pero con mucho en común. La inconfundible guitarra de Uoho está vez se complementaba con la voz de Fito Cabrales, al que solo conocía por su faceta actual, Fito y Fitipaldis, más "popera", aunque valiosa.
Después, Marea, la banda de Kutxi Romero, un cantante de voz quebrada que convierte cada ritmo en poesía. Pero la guitarra de Kolibrí no se queda atrás de las letras.
Yo seguía en revolución. El rock no cambió mi forma de vestir o de ser a grandes rasgos, llegó más al fondo y ayudo al cambio en mi forma de pensar, al sentimiento de estar encerrado en una rutina y en una sociedad comandada por unos pocos que quieren esconder todas las raíces de una posible rebelión, entre ellas el rock español, el urbano, siempre en la sombra de la música en este país, pero haciendo ruido.
El tiempo pasa, el rock inglés y americano, la música de autor (esa poesía con guitarra: Chaouen, Quique Glez...), ocupan un sitio privilegiado en mi oído, pero nunca dejarán de ocuparlo los Marea, Extremoduro, Platero, Sínkope, Poncho K, Barricada, Suaves, Gritando en Silencio... y todos esos que hacen de la calle una canción. No se les puede dejar de lado.
¿Por qué el rock and roll? Porque es el camino hacia el cambio, es una forma de vivir, es elegir ser tú.
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