El año ha empezado en España protagonizado por la dichosa ley antitabaco, polémica a más no poder y que está en todos los telediarios y en boca de todos. Los fumadores tienen que salir fuera a fumar, estén donde estén, sea el trabajo, el bar, la discoteca o la parada de autobús. Mi opinión de respetuoso no fumador es esta:
En primer lugar, no creo que sean los fumadores los mayores afectados, pueden seguir fumando al fin y al cabo. Los que más pierden en este caso son los restauradores que, aparte de tener que habilitar terrazas, estufas, etc. si quieren a sus clientes consumiendo, ven como su adaptación de hace escasamente un año a la anterior nueva ley, se convierte en inútil. El gasto en cristaleras, tabiques, biombos y demás, no va a ser sufragado por nadie. La mala organización del gobierno, que deja todo a medias, les ha dejado sin dinero y con un restaurante o bar inadaptado para la ley, en la que existe una zona de fumadores donde no pueden estar ya los fumadores.
Hablando de los fumadores, les ha tocado pagar los años que llevan teniendo todas las ventajas sobre los no fumadores, que han tragado humo año tras año, en hospitales, bares, casas y lugares de trabajo, sin tener amparo alguno desde arriba. Los precios han subido y ahora hay que salir a fumar, quizá sea un buen momento para dejar el vicio. No me gusta llegar a casa de tomarme una caña con la necesidad de meter toda mi ropa a lavar sencillamente porque a alguien le apetecía fumar a mi lado. La calle está para eso y bienvenida sea la ley en ese sentido. No obstante, si el tabaco no se prohíbe de forma definitiva, estas medias tintas no valen, solo ponen trabas a la gente para que realice una práctica que es legal. Empezaron los carteles indicadores de las consecuencias de fumar, se quitaron los anuncios de los medios, siguió la primera ley limitando las zonas de práctica, y ahora esta nueva, pero el gobierno sigue sacando provecho de ese negocio y la intención es seguir haciéndolo, más en este tiempo en el que hay que conseguir dinero de donde sea, y por eso el tabaco no puede desaparecer de la vía pública, sea más o menos nocivo.
Yo veo la ley como una medida necesaria en buena parte y desde hacía tiempo aunque no del todo justa, ¿por qué ahora? Quizá sea el momento de desviar la mirada del gran público hacia otros quehaceres, otros temas que provoquen un debate que no preocupa en las altas esferas, que tienen mucho que solucionar y poco tiempo para dar explicaciones. Todo gira en torno a la ley antitabaco, y eso no es malo para los políticos.
Beneficiados, al parecer, están siendo las farmacéuticas que, sacando productos sustitutivos además de los ya conocidos para ayudar a dejar el tabaco, están sacando provecho de la nueva situación.
Mi pregunta es si las tabacaleras siguen con las mismas ganancias o no. Los consumidores quizá hayan bajado en gran número, pero el precio se ha casi doblado, luego parece que solo pequeños comerciantes y consumidores son los una vez más afectados por la ley, que no se va hacia arriba para empezar a solucionar lo que falla, aún sabiendo que claramente está allí, mirándonos a los demás por encima del hombro.
lunes, 10 de enero de 2011
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