jueves, 24 de febrero de 2011

LA IMPOTENCIA DEL INGENIERO

"La verdad es que he salido contento. Yo creo que aprobado" Si me dieran 100.000 € por cada una de las veces que he dicho esa frase y he acabado suspendiendo desde que estudio una ingeniería, sería casi millonario, suponiendo también que no me gastara el dinero después de que me lo dieran, algo que es posible, no todo, pero una parte al menos para tapar agujeros (no digo prostitutas, ¿eh?), como comúnmente se dice.

El hecho es que esos exámenes, esos que salieron "bien" y en los que caes estrepitosamente tras casi haber aceptado no volver a tocar esa asignatura en tu vida, son los que acaban con la moral del ingeniero. Suspender todas entra dentro de lo posible, pero lo suyo es salir del examen y decir "me he marcado una mierda que me he quedado nuevo", aceptar la futura realidad de septiembre o de pasarse a ADE y experimentar lo que dicen se llama felicidad (sin ánimo de ofender a los de ADE, que algo harán aparte de tocarse la huevada). Muchos somos tozudos y preferimos ver caer nuestros veranos y nuestros pelos con ellos y seguir enfrentándonos a convocatorias imposibles, profesores cabrones y ausencia de vida sexual.

Hoy me enfrento a un día de esos en los que todo está cuesta arriba. Me parece imposible que haya aprobado muchas asignaturas ya, y también que pueda volver a hacerlo. Me cuestiono si estoy donde debo, si en algún momento tendré que tirar la toalla y comprar una nueva en Portugal. Ese examen que clavé, tras verter sangre en su preparación, ha resultado estar suspenso. El proceso ha sido el de siempre: primero piensas que ha habido un error, que en la revisión (que aún no ha sido) aprobarás, más tarde el mismo día empiezas a darte cuenta de que a lo mejor no lo clavaste tanto, que el problema 1 no era así, que el resultado era distinto. Y acabas el día escribiendo en tu blog que la vida es una mierda y que te espera un verano apestoso. Si no tienes blog te masturbas o escuchas música (o las dos) y a dormir, que por otra parte es una solución en la que no había pensado. Al fin y al cabo, yo elegí estar aquí y ya que me pongo, si luego en verano hace mucho calor en la calle como para estar por ahí, y las playas están cada vez más sucias, y no digamos las piscinas; además todo está llenísimo de turistas feos, y los bikinis cada vez enseñan menos. Además que yo no estoy como para exhibirme sin camiseta. Y siempre me acabo aburriendo de no hacer nada. En la biblioteca hay aire acondicionado, tan a gusto, y otros ingenieros igual de jodidos. Oye, pues a estudiar que en peores plazas hemos "toreao".

Tiremos de valentía, que el siguiente que "clave" salga aprobado. Y si no ya lo escribiré.

2 comentarios:

  1. Chapó, o Chapeau, que para algo soy de letras.

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  2. Has descrito perfectamente mi situación del año pasado. Este enero volví a suspender la misma puta asignatura de siempre. La desesperación fue tan grande que pensé en abandonar...
    Ánimo para el verano!

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