Por esta libertad de canción bajo la lluvia
habrá que darlo todo.
Por esta libertad de estar estrechamente atados
a la firme y dulce entraña del pueblo,
habrá que darlo todo.
Por esta libertad de girasol abierto en el alba de fábricas
encendidas y escuelas iluminadas
y de esta tierra que cruje y niño que despierta,
habrá que darlo todo.
No hay alternativa sino la libertad.
No hay más camino que la libertad.
No hay otra patria que la libertad.
No habrá más poema sin la violenta música de la libertad.
Por esta libertad que es el terror
de los que siempre la violaron
en nombre de fastuosas miserias.
Por esta libertad que es la noche de los opresores
y el alba definitiva de todo el pueblo ya invencible.
Por esta libertad que alumbra las pupilas hundidas,
los pies descalzos,
los techos agujereados
y los ojos de los niños que deambulan en el polvo.
Por esta libertad que es el imperio de la juventud.
Por esta libertad
bella como la vida
habrá que darlo todo,
si fuere necesario
hasta la sombra.
Y nunca será suficiente.
Este escrito del mexicano Fayad Jamis, fallecido en 1988, implicado de lleno en la situación de Cuba, país en el que expuso durante años, es el ejemplo de lo que el ansiaba o pedía conseguir a ese país, en su vida y para su gente y es lo que están demostrando ansiar en los últimos tiempos los pueblos oprimidos de Oriente Próximo, desde Túnez hasta Libia, pasando por Egipto, Jordania, Marruecos... Se han cansado, los jóvenes, esa juventud con ilusiones, que ve, gracias a Internet y los medios de comunicación, que la vida puede ser distinta, ha decidido buscar su libertad. Esa libertad que es la que necesita cualquier vida para poder considerarse tal, esa libertad de pensamiento, de expresión. Esa libertad que acabará con los dictadores. Esa libertad por la que merece la pena darlo todo.Cada frase de esta poesía es tanto una joya como una realidad. Es un canto de la libertad para la libertad. Esa libertad que cuando tenemos no valoramos y cuando vemos no respetamos.
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