sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Y SI LA GENTE SE TIRA A UN PUENTE...?

Esa frase de madre, cuando un hijo excusa algo que ha hecho mal amparándose en que a los demás les ha pasado igual me sirve para soltar mi opinión, más o menos interesante o influyente, pero mía.
Siempre se hace lo que dice la mayoría, es lo más democrático, pero...¿es lo correcto? La democracia no es perfecta y a veces la mayoría puede estar en un error, pero es imposible que la voz de lo acertado se pueda levantar sobre las unidas voces de la mayoría. El progreso viene de cuando se escucha a las minorías (también hay excepciones, la minoría obviamente no tiene siempre la razón): los avances científicos, las revoluciones progresistas... ¿Por qué es tan difícil que se les escuche? ¿Por qué el "vulgo" no acepta abrirse a otras opciones, a otras ofertas, sencillamente porque no hay un grupo mayoritario que les diga que eso es bueno, que hay que aprender de todo? Hasta que la minoría no se convierte en mayoría no es útil, ahí está el problema. Este es un mundo de mayorías y es difícil que la mayoría esté de acuerdo en cambiar las cosas, en ir a mejor, mientras estén bien como están.
Acompaño con un interesante extracto del libro "El viaje íntimo de la locura" de Roberto Iniesta.

" [...]Como en la cafetería tienen la televisión encendida, se entretiene con las noticias y oyendo las correspondientes opiniones de los clientes, ora de la guerra, ora del fútbol. Hay un grupo que está discutiendo en voz alta; uno de ellos opina que no es justo, dos dicen que no lo ven ni mal ni bien y tres -que parecen del mismo equipo- afirman que es justo y que siempre debería ser así. Don Severino ha perdido el hilo, no sabe si hablan de la guerra o del fútbol. Al final prevalece la voz de la mayoría. O las voces, porque apoyados unos en otros, y viendo que hay quien les da la razón, se sienten más seguros de su opinión y hablan más alto. Don Severino, harto de tratar de adivinar si hablan de la Convención de Ginebra o del fuera de juego, ha cogido un periódico y se ha puesto a leer un artículo que le ha llamado la atención por su curioso título:


¿Por qué ha de tener razón la mayoría?
Sólo una minoría está capacitada para hacer descubrimientos científicos. Sólo una pequeña parte de la gente sabe de leyes. Sólo un porcentaje mínimo es capaz de inventar. Genios, en la historia, ha habido muy pocos, y casi siempre han revolucionado la materia sobre la que estudiaran a base de llevar la contraria a la gran mayoría. Los grandes descubrimientos científicos, por ejemplo, hasta que han sido reconocidos, han contado en general con la desaprobación de toda la comunidad científica; éstos que se supone que saben de qué hablan. ¿Qué habría pasado si, cuando Einstein formuló la Teoría de la Relatividad, se hubiera expuesto a referéndum? ¿Por qué, entonces, se exponen a referéndum cuestiones tan importantes como elegir a los dirigentes de una nación? ¿Por qué no encontrar una forma de encontrar a los mejores, a los más honrados, a los más inteligentes, a los más justos y, en general, a los más capacitados para desempeñar tareas tan trascendentales? ¿Por qué dejar esa relevante decisión en manos de la mayoría de la gente, de la masa, la cual ya sabemos que cuanto más ignorante, más fácilmente es?
Tres países democráticos le han declarado la guerra a un país pobre. La mayoría ha decidido matar hombres, mujeres y niños; esa mayoría ignorante y egoísta que desconoce el Derecho Romano y la Teoría de la Relatividad; esa misma mayoría que hace muchos años creía que la Tierra era plana; esa mayoría con un cielo a medida, construido especialmente para ellos, y un infierno para sus enemigos y para los que piensan de diferente modo.


Don Severino, una vez leído el artículo, está considerando que cualquiera que fuera el tema de discusión del grupo de clientes, quizá tuviera razón el que decía que no era justo. "

1 comentario: