Todo lo que escribo sabe a lo mismo
romances, canciones, novelas o cuentos
sabe a sinsabor, a nada
no cabe entre unos acordes
no es pasto de tapas duras
ni elemento de estanteria.
Con suerte encajan en un cuaderno
en una hoja cortada por una mano con prisa
en un mensaje lanzado al mar
a bordo de una botella de metal
que se hunda con el
y comparta su destino.
No busco un mensaje, la cancion del año
o que aquel desconocido me diga
que mis palabras le llegan.
No
Nadie leera esto, no lo creo
¿quien querria hacerlo?
Son palabras, ni eso.
Son letras, unidas, sin armonia
sin paz, pero sin guerra.
Letras valientes, osadas,
que van a donde no se les llama;
hipocritas tambien, mercenarias,
que se ponen en boca de cualquiera
pacifista o asesino,
perdedor o triunfador,
vendedor y vendido.
Son letras, al fin y al cabo,
pequeños lunares, efimeros,
que pasan sin miramientos
por nuestros ojos y oidos
¿Por qué hacerles caso?
Ninguna de ellas lo pide,
pero estan ahí,
¿Por qué no hacerles caso?
Parece la mejor opción.
Nunca se contradicen,
salen y entran, nada más.
Todas saben a lo mismo,
no saben,
no saben que quieren,
no saben mentir.
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