domingo, 17 de octubre de 2010

Entrada y con-sumisión.

Un viernes más me dispuse a salir a la noche madrileña. Conocía el final: una discoteca abarrotada llena de clones que bailan de memoria la misma música noche sí noche también, media hora para acercarse a una barra y beber una copa algo más insulsa de lo normal. ¿Por qué lo sigo haciendo entonces? Porque es la única forma conocida de que un grupo de amigos se ponga de acuerdo. No puedes llevarles a locales en los que la música no es conocida, quieren su dosis de "Waka-waka" y "reggaeton" de profundas letras e instrumentistas virtuosos que me hace sentirme más tonto cada semana y autoconvencerme de que la música está haciendo el mismo trabajo del que día a día se encarga la televisión o las revistas. No consigo entender por qué se valora y se conoce más al tipo que hace esas canciones de tan poco valor musical que al que se curra sus letras e instrumentos buscando calar en la gente (aunque no sé si casi prefiero que no se valoren).
Yo acabo disfrutando muchas de esas noches, por supuesto. Al fin y al cabo salgo con mi gente, que es con quien quiero estar y con eso me vale, pero hay veces que pienso que estamos malgastando noches y dinero en hacer siempre lo mismo, sin probar cosas nuevas, ambientes distintos o sencillamente sin poder conocer gente más que la típica chavala a la que quieres beneficiarte, sin ningún interés en sus gustos y aficiones (confieso que yo no hago eso en las discotecas sencillamente por timidez y a veces por pereza). Y como nosotros decenas de miles de jóvenes que nos dejamos llevar por el gusto general y acabamos viendo en esa noche la salvación para la semana, como algo especial, único, pero que en realidad se repite cada 7 días (o cada 5 para algunos).
Nos tragamos lo que sea: el pegajoso suelo, la mala música, el dudoso alcohol, el "broncas" de turno, el que va de "fucker", la guarrilla y la "calientapollas" de siempre.
Me empieza a cansar y ya casi es parte de la monotonía de la semana, como un día más de trabajo. Aunque al final llega el viernes y hay que salir ¿no?

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